Soy de los que considera a
los creadores japoneses como gente muy imaginativa, y seguro que la cultura
nipona influye mucho en ellos, y al momento que nos la presentan viene llena de
matices orientales que suelen intrigarnos.
De los
primeros libros que leí fue el de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, y recuerdo
que me entretuvo bastante, el desarrollo fue enérgico, con personajes
peculiares y enigmáticos, realmente me llegué a imaginar la situación, e
incluso los relatos que se entremezclaban con la trama, recuerdo aquello del
desollador, por ejemplo, y cierto es que cuando finalicé la lectura, tuve una
sensación que, por llamarla de alguna manera, le diría decepcionante, realmente
quería saber cuál era la razón de lo que le sucedía a los personajes, pero, en
realidad, formaba parte de un sinsentido, quizá onírico, puede que
especulativo, sin embargo, como lector, se me hizo difícil asimilar que debía
quedarme con ese desenlace.
Luego cuando tuve
la oportunidad de pillar otro de sus libros, encontré que Haruki Murakami
recurría a lo mismo, tanto en sus novelas, como en los relatos. Entonces pensé
que ya no volvería a leer algo suyo, pero, por alguna razón, me apeteció leer
este libro.
El primer relato
nos presenta a un actor de teatro, viudo, que habiendo perdido la licencia de
conducir, necesita que lo lleven al trabajo, así que contrata a una mujer,
avezada en el arte de conducir, para que lo lleve de un lugar a otro.
Para el
siguiente, Murakami vuelve a recurrir a la voz en primera persona y
entonces narra la historia de un chico que se ha quedado sin la
posibilidad de entrar a la universidad por varios años, un ronin, como les
dicen por allá, que le propone a su amigo que salga con la chica que es
su novia desde hace años.
Las otras
historias, dentro de las que se incluyen: a un cirujano que se deja morir de
hambre; un hombre que abre un bar y luego lo abandona porque recibe malos
augurios; un hombre que recibe la visita de una mujer que le cuenta
historias; encontré a un Haruki Murakami que me ha sorprendido
gratamente.
Aunque,
para el efecto del relato, el desenlace aislado
puede ser una forma simple de evadir complicaciones,
en la obra de Haruki Murakami se coloca como ornamento
de superficie sobre el desarrollo de la trama; ésta,
cuando se trata de novelas, conserva siempre, el
carácter de una prorroga de la que el lector debe conjeturar,
lo cual, a mi juicio, delimita mucho la obra de un autor.
De
manera original se apilan historias que involucran a
mujeres, sobre todo, y a los hombres que padecen por ellas,
idiosincrasias desemejantes. Para ejemplo lo que dice en el relato
que da nombre a la colección:
Un
buen día, de repente, te conviertes en un hombre sin mujer. Ese día sobreviene
de repente, sin mediar el menor indicio o aviso, sin corazonadas ni presentimientos,
sin llamar a la puerta y sin carraspeos.
Sólo
los hombres sin mujeres saben cuán doloroso es, cuánto se sufre por ser un
hombre sin mujer.
Hombres sin mujeres
|
Valoración/
Puntaje
|
Estilo/recursos
literarios
|
8
|
Argumento/
Inicio
|
8
|
Desarrollo
|
8
|
Desenlace
|
8
|
Puntuación
total
|
8
|
Clasificación
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Recomendable
|
Pésimo
|
Apenas
publicable
|
Recomendable
|
Inolvidable
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Indispensable
|
5 a 6
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6.1 a7
|
7.1
a 8
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8.1
a 9
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9.1
a 10
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