Giorgio Agambem /Signatura rerum
En una obra lo único que puede considerarse
genuinamente filosófico, ya sea una obra de arte, de ciencia o de pensamiento,
es la capacidad que tiene para ser desarrollada. El método, igual que la
lógica, no puede estar separado del todo del contexto en el que opera. Por lo
tanto, ningún método es válido para todos los ámbitos, y mismo caso
para la lógica que se verá forzada a considerar sus objetos, pues nunca puede
deshacerse de ellos.
Así el autor irá desmenuzando los
componentes del método. Luego se diserta sobre lo postulado por Kuhn. En este
punto, Agamben menciona que el filósofo de la ciencia reconoció
haber usado el concepto de paradigma en dos sentidos diferentes En el primero
-que él propone sustituir por el término «matriz disciplinan», paradigma
designa lo que los miembros de cierta comunidad científica poseen en común, es
decir, el conjunto de las técnicas, los modelos y los valores a los que los
miembros de la comunidad adhieren más o menos conscientemente. En el segundo
sentido, el paradigma es un elemento singular de este conjunto -los Principia
de Newton o el Almagesto de Ptolomeo- que, sirviendo de ejemplo común,
sustituye las reglas explícitas y permite definir una tradición de
investigación particular y coherente. El paradigma es simplemente un ejemplo,
un caso singular que, a través de su repetibilidad, adquiere la capacidad de
modelar tácitamente el comportamiento y las prácticas de investigación de los
científicos. El imperio de la regla como canon de cientificidad se sustituye
así por el del paradigma; la lógica universal de la ley, por la lógica específica
y singular del ejemplo. Y cuando un viejo paradigma es reemplazado por uno
nuevo, incompatible con él, se produce lo que Kuhn llama una revolución
científica. Y un poco más adelante dice que el paradigma es una
tercera y paradójica especie de movimiento, que va de lo particular a lo
particular. Como el juicio estético según Kant, el paradigma
presupone en realidad la imposibilidad de la regla; pero si ésta falta o es
informulable, ¿de dónde podrá el ejemplo extraer su valor de prueba? ¿Y cómo es
posible proporcionar ejemplos de una regla imposible de asignar? La aporía se
resuelve sólo si se comprende que el paradigma implica el abandono sin reservas
del par particular-general como modelo de la inferencia lógica. La regla (si
aún puede hablarse aquí de regla) no es una generalidad que preexiste a los
casos singulares y se aplica a ellos, ni algo que resulta de la enumeración
exhaustiva de los casos particulares.
Más adelante, Agamben hace referencia
a Goldschmidt y comenta que se genera un paradigma cuando una cosa que se halla
en otra cosa diferente y separada es juzgada acertadamente y reconocida como lo
mismo y, al ser comparadas, produce con respecto a cada una y a las dos juntas
una única opinión verdadera. En otras palabras, el paradigma, aun cuando es un
fenómeno singular sensible, contiene de algún modo el eidos, la
forma misma que se trata de definir. No es, entonces, un simple elemento
sensible presente en dos lugares diferentes, sino algo así como una relación
entre lo sensible y lo mental, el elemento y la forma «el elemento
paradigmático es él mismo una relación»
Para entender cuáles son los elementos
importantes al momento de definir un paradigma, Agamben menciona por ejemplo
que se hablará de paradigma cuando es
una forma de conocimiento que lejos de ser inductiva o deductiva, es en
realidad analógica, es decir, se mueve de la singularidad a la singularidad.
Esto, implica que sustituye la lógica dicotómica por un modelo analógico
bipolar. De allí, pueden sacarse otros postulados, uno que destaca Agamben, en
resumen, dice que no hay, en el paradigma, un origen o una arché todo
fenómeno es el origen, toda imagen es arcaica.
Continuando con lo expuesto por
Agamben, se da paso a comentar la signatura.
¿Qué es lo que constituye al signo en
su singular valor de signo? La semejanza. El
signo significa algo en la medida en que tiene una semejanza con lo que indica.
En un determinado momento Foucault distingue la semiología -es decir, el
conjunto de los conocimientos que permiten reconocer qué es un signo y qué no
lo es- de la hermenéutica, que es el conjunto de los conocimientos que permiten
descubrir el sentido de los signos, «hacerlos hablar»
Agamben dice que la signatura es una especie de signo en el signo; es ese índice que, en
el contexto de una determinada semiología, remite unívocamente a una
interpretación. La signatura adhiere al signo en el sentido de que indica, por
medio del modo en que ha sido hecho, el código con el cual descifrado.
Con lo semántica, se entra al modo
ceñido de significancia forjado por el discurso. Entonces se deduce que la
función de la lengua es actuar como productora de mensajes. El mensaje no se
reduce a una sucesión de unidades que hay que identificar por separado; no es
una suma de signos lo que produce el sentido, sino que, por el contrario, es el
sentido, globalmente concebido, el que se realiza y se divide en signos
particulares, que son las palabras. Lo semiótica (el signo) debe ser
reconocido; lo semántico (el discurso) debe ser comprendido.
Si se ha leído lo aquí comentado, se
puede entrever que el autor dota de sentido a los signos y emplaza a ir descubriéndolos
mediante las construcciones de sentido, ya sea mediante consensos científicos o
puede también darse el caso de asignarle conveniencias semióticas.
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