De modo peculiar, Pedro Juan Gutiérrez atiza palabras como
si fuesen escupitajos en la cara de lo educado, un urbanismo torcido que
retrata el paisaje cubano, se entremezclan aquí la regulación externa y la
autorregulación del individuo que vive troceando el tiempo en un pequeño departamento,
contentándose con las cosas sencillas, disfrutando el calor y el buen humor de
la gente, sentándose a fumar en la playa,
siendo social con los turistas, y como uno puede esperar de un escritor,
teniendo sexo desenfrenado. Buena escritura ejemplificando el carácter
multifuncional de la vida cubana, una nación que ha sufrido bastante, y que sin
embargo prosigue sonriente.
Todo lo que es percepcible en esta lectura, incluido el grumoso calor de la Habana, está retratado en una narrativa certera, diálogos precisos, es bastante entretenida la interacción de los personajes.
No soy un admirador de los libros que narran la vida cotidiana de un escritor, creo que hemos tenido suficiente de eso, pero lo que escribe Pedro Juan Gutiérrez en Carne de Perro viene siendo bastante gracioso e ilustrativo de una vida peculiar, lo cual es un punto a favor.
No soy un admirador de los libros que narran la vida cotidiana de un escritor, creo que hemos tenido suficiente de eso, pero lo que escribe Pedro Juan Gutiérrez en Carne de Perro viene siendo bastante gracioso e ilustrativo de una vida peculiar, lo cual es un punto a favor.
En resumen, una lectura entretenida, con anécdotas graciosas.
Se lee muy rápido. Buen estilo, un manejo del lenguaje sencillo, cotidiano.
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Historia:7 Estilo literario:8
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