Una apertura buenísima, la
historia realmente explota en cada capítulo, y continua así hasta el final.
La velocidad con la que suceden
los eventos es adictiva, no tengo en la mente algún otro libro que haya leído que
se le compare.
Un periodista atrapado en un
empleo que le resulta tedioso, despotrica contra los compañeros de profesión y
nos detalla cómo se fue metiendo en un embrollo que lo llevó a la muerte, pero
no cualquier muerte, es una de las más feas que podemos imaginar.
Para llegar a ese punto, algo
tuvo que salir mal, se dejo influenciar por un policía corrupto hasta los
cojones, el tal Velasco que es un gañán, un gordo con poco pelo, un cuarentón
fondón, tal cual lo describe el periodista.
Velasco antes le daba un poco de información
sobre el ambiente del narco, poco a poco trabo cierta amistad con él y con
Alek, un tipo gigantón, que es inmigrante polaco y lleva varios años trabajando de portero en la Premium, una
discoteca donde suele ir el periodista a echarse unos tragos.
Alek se ha metido en un lío con
los colombianos, primero lo obligan a introducir coca a la discoteca, después otros narcos lo llevan a realizar
varios trabajos para ellos, todo se vuelve un caos y en medio sin quererlo el
periodista ve en primera fila cómo cae Alek.
Velasco, me pareció un personaje
fenomenal, me lo imagino siendo la calca de Torrente, en cada capítulo algo
sucede, el final me sorprendió, parecía estar la suerte echada pero hubo algo que no esperaba.
La trama aunque no lo parezca es
compleja, en el sentido de que es similar a husmear en el bajo mundo de Madrid,
la sangre desfila por borbotones en la historia, el narco es violento, las traiciones
están a la orden del día, el periodista lo descubrirá no una, ni dos veces sino
tres, si te animas a leer 31 noches casi es seguro te divertirás a lo lindo con lo
escrito por el periodista Ignacio Escolar.
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Historia:9 Estilo literario:9
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